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Espiritualidad & Aguardiente

Colombia Turismo | Parque arqueologico, San Agustín

Estamos llegando a San Agustín de noche. Tan cerca del ecuador la noche cae durante todo el año sobre las 18h. Atravesamos el pueblo con nuestro autobús y subimos al hotel. Después de una noche con temperaturas agradables, a la mañana siguiente me pongo mis zapatillas y con mucha ilusión abro la puerta de la habitación. Guau – que verde es todo! Ya en la llegada había sentido la brisilla y este olor especial a plantas y frescor de montaña, pero lo que ven mis ojos esta mañana, la realidad supera a mi imaginación. A 1.800m de altura tengo delante las montañas de la cordillera de los Andes, vestidas con la naturaleza tropical del Amazonas. Ya estoy emocionada, aunque el día no ha hecho nada más que empezar.

San Agustín

Sobre los escultores que crearon las estatuas hace más de 2.000 años, y de los cuales se descubrieron más de 300 piezas hasta hoy en la región, no s...Leer más

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En el parque arqueológico de San Agustín nos está esperando Hernán, experta de San Austin. Como introducción nos cuenta que el parque de San Agustín con sus 135 estatuas es uno de los más grandes de Suramérica y desde 1995 declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El museo ubicado en la salida lo acaban de renovar en 2014 y tiene mucha información presentada de manera bonita e interesante, como lo veremos al final de la visita del parque. Paseamos por caminitos cuidados  del bosque tropical, siguiendo los carteles “Mesitas A-C” del parque y escuchamos las explicaciones de Hernán. Nada más entrar en el parque he recordado un viaje de hace muchos años a Tikal, en Guatemala, naturaleza espectacular y antiguas estatuas de piedra con una aura mística. Venía escéptica a Tikal, no era receptiva a las historias sobre chamanes, la madre tierra Pachamama, otros dioses animalistas y sustancias alucinógenas. Pero esta vez me dejo llevar y experimento San Agustín desde el primer momento con mucho interés y el conocimiento de que se trata aquí de un concepto del mundo totalmente diferente.

Nadie sabe exactamente qué tipo de hombres eran, los que vivían aquí hace unos 3.000 años. Compartían algunos hábitos y rituales con otras culturas de América latina, pero no se sabe cómo se llamaban, de dónde venían y por qué desaparecieron sin más. No queda nada por escrito, lo único son los monumentos de piedra de San Agustín. Los expertos creen que hay más tumbas y figuras enterradas bajo tierra a lo largo de toda la región. Pero lo que si se sabe y se puede ver son las representaciones de chamanes, dioses y personas importantes de la cultura desaparecida, tanto hombres como mujeres. Tanto nos explica Hernán sobre las propiedades de las figuras mientras paseamos por el bosque de estatuas, que cuando llegamos a la Fuente de Lavapatas, nos hemos convertimos en expertos arqueólogos y somos capaces de analizar las estatuas: 2 dientes afilados representan a un mono, 4 a un jaguar. Ojos grandes redondos pueden ser un búho o el efecto de las drogas alucinógenas. Una minifalda es la representación de una mujer y lo que parecen pelucas de animales pertenecen al equipamiento del chamán.

Después de tomar un “aromático” de frutas fresco (una infusión de manzana, pera, uvas, anís, kiwi, canela etc.) y unas achiras (aperitivo horneado de achira y leche agria) volvemos al autobús, para visitar un sitio espiritual muy especial – La Chaquira. Es la única estatua que está tallada en piedra mirando al río. Un hombre se para en el camino y empieza a contarnos: La Chaquira es un sitio lleno de energía, dónde hay que pararse y sentarse unos minutos quieto para absorber el paisaje con sus sonidos del viento, del río y del bosque. Después de eso se puede inhalar la energía del lugar y dejar todo lo negativo allí, liberarse de ello. Otra vez pienso “guau” y vuelvo impresionada y pensativa a San Agustín.

Una vez allí, en el bar del pueblo, brindamos con una cerveza Club Colombia y un aguardiente por nuestras experiencias e impresiones. El colombiano que está con nosotros, abre la botella de aguardiente, llena su vasito y lo tira a su lado en el suelo. 5 pares de ojos le miran sorprendidos y alguien pronuncia su conclusión: “Para la Pachamama…” El colombiano sonríe y dice “bien aprendido, pero esta vez ha sido para las almas de los que no pueden estar aquí y beber con nosotros. ¡Salud!”

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