Desde hace una hora estamos caminando por el Castillo de San Felipe de Barajas, que construyeron los colonizadores españoles en el S.XVI. A mi novio le encantan las historias antiguas sobre la fortaleza, sus pasadizos secretos y las trampas que servían de protección para los piratas ingleses y franceses. De vez en cuando noto que desaparece en las catacumbas oscuras y me espera con un rifle imaginario en la mano y una sonrisa en la cara – a mí, su novia pirata.
Cartagena de Indias
Fundada en 1533 por el español Pedro Heredia, Cartagena de Indias fue el segundo asentamiento de los colonizadores tras Santa Marta. Rápidamente se ...Leer más
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Este destino aparece en 7 de nuestros circuitos:
- Destinos Estrella en Colombia / 14 DíasDesde2.350 €Desde1.995 €Aventura en el Caribe / 10 DíasDesde1.895 €Desde3.495 €Combinado Colombia & Panamá / 12 DíasDesde1.995 €Desde1.750 €8 días Bogotá & Cartagena de Indias / 8 Días
Después de aprender que hoy en día la fortaleza le sirve a la gente, que pueda pagarlo, de sitio de boda e imaginando una cena opulenta con puesta de sol y brisilla del mar, empiezo a tener hambre. Nos vamos al Casco Antiguo y solo hace falta decidirnos por un sitio. Aunque seamos conscientes de que en Cartagena de Indias se pueden comer platos excelentes de cocina internacional y de un nivel muy alto, estamos siempre buscando sitios, que estén frecuentados no solamente por turistas sino también por locals. Pronto encontramos una cantina alegre, cuyo nombre promete mucho: “El Mejor Sitio”. El interior es sencillo, abierto a la calle, unas 13 mesas con sillas y manteles de plástico, un ventilador grande que da vueltas encima de todos y una mezcla colorida de clientes. Pedimos uno de los platos más típicos: Pagrus (de la familia de las doradas) con arroz de coco, frijoles, patacones y ensalada fresca. Acompañado por uno de los exquisitos jugos de frutas que suelen ofrecer en todas partes de Colombia. Uno de lulo y otro de maracuyá. Todo está muy rico y estamos encantados con las inmensas raciones que nos preparan, el ambiente relajado y la factura que sólo asciende a unos 12€.
Cartagena de Indias es muy divertida. Dentro de la muralla uno se mueve libre y cómodamente, camina por calles sombreadas y siempre descubre algo nuevo. En los 3 días que pasamos aquí hemos estado continuamente a la búsqueda de tesoros culinarios y siempre encontramos algo nuevo. Entre iglesias, estatuas de Botero, el Museo de la Esmeralda y el Museo de Arte Moderno nos topamos siempre con alguna exótica delicia nueva. A mí me encantan los helados con sabor a tarta de queso y papaya de la Palettería, una heladería fabulosa en la calle Santo domingo. Tienen unas 1.001 variedad de polos y por menos de 2€ por pieza con temperaturas por encima de 30 grados es un sitio al que volvemos con gusto como mínimo una vez al día. Mientras, por la mano de mi novio pasan aperitivos tan coloridos como los edificios coloniales de las calles. Todavía masticando una arepa (tortillas de maíz fritas), le veo charlando con una palenquera vestida de colores muy vivos, que le está cortando un mango dorado. Y en la entrada principal al Casco Antiguo, en la Torre de Reloj se encuentra el Portal de los Dulces. Debajo de los porticados muchos vendedores han montado sus puestos y otra vez no es fácil decidir qué probar. Hay dulces de plátano, papaya, anís, coco, cacahuete y tamarindo, bombones en forma de caras de angelitos de arequipe o dulce de leche. Una cajita con 15 piezas por 2€ es un postre riquísimo y al mismo tiempo el mejor regalito para la familia en casa.